Hace ya algunos meses escribí una entrada sobre la imposibilidad de las aplicaciones móviles en banda libre. No es que alguien nos impida usar la banda libre para aplicaciones móviles, o que haya una conspiración de las grandes empresas para vetar las aplicaciones móviles a las bandas libres con objeto de favorecer a los operadores tradicionales (se oye de todo). Nadie lo prohíbe ni existe tal conspiración. Se trata de un motivo mucho más sencillo. Simplemente las leyes de la física nos lo impiden. Podremos echar las culpas a Maxwell, a Friis o a Shannon, pero el universo en el que vivimos es así. Simplemente, la movilidad en banda libre no funciona por motivos estrictamente técnicos, para nada relacionados con aspectos de mercado y conspiraciones de las grandes corporaciones.
Recordemos el simple razonamiento que nos llevaba a la conclusión de la inviabilidad de las aplicaciones móviles en banda libre:
1) La movilidad implica pérdidas de propagación enormes, ya que exige propagación sin línea de vista (NLOS), atravesando obstáculos, con rebotes, y además requiere el uso de terminales USB/PDA de baja potencia y antenas de baja ganancia.
2) Estas enormes pérdidas deben ser compensadas por algún tipo de mecanismo que permita comunicación tanto en sentido descendente (de la estación base al terminal de usuario), como en sentido ascendente (del terminal de usuario a la estación base).
3) La única forma de reforzar el enlace descendente y compensar las enormes pérdidas típicas de un escenario de movilidad es el empleo de una alta potencia de transmisión en la estación base, acompañado de radios de cobertura pequeños.
4) El empleo de alta potencia de transmisión en las estaciones base está restringido a las bandas licenciadas.
Aún así, parece que hay integradores e ingenierías (aunque me pregunto cuántos ingenieros tienen en plantilla), que proponen tecnología basada en 802.16e-2005 en banda libre a Administraciones Públicas, quienes totalmente indefensas no pueden negarse a la supuesta “mejor tecnología”.
Así que insistimos en el tema: La movilidad en banda libre no es posible. Y por si alguien duda de los argumentos anteriormente expuestos, aquí van otros hechos que justifican nuestras afirmaciones:
a) Dicho 802.16e-2005, mal denominado “estándar” (no es un estándar, sino una enmienda ya incluida en el único estándar en vigor IEEE 802.16-2009), lo dice bien claro en su portada: “Physical and Medium Access Control Layers for Combined Fixed and Mobile Operation in LICENSED BANDS”. Es decir, que ese mismo documento indica sin lugar a dudas que lo que dice es para bandas licenciadas. En letras bien grandes, en la misma portada. ¿Es injusto el IEEE vetando la movilidad a las bandas libres? No es injusto. Simplemente son ingenieros con mucha experiencia que saben lo que se puede y lo que no se puede hacer en el universo en que vivimos.
b) En el mundo somos varios los fabricantes de equipamiento 802.16, para aplicaciones fijas y móviles, en bandas libres y licenciadas. Pero sólo uno ha decidido sacar equipamiento denominado “móvil en banda libre”. Los demás nos abstenemos. No porque no seamos capaces de hacerlo, pues todos podemos, sino porque no tiene sentido. Me pregunto si esta estrategia de hacer lo que nadie quiere hacer es más una nueva maniobra de ese fabricante para escapar de la interoperabilidad.
c) Curiosamente, los terminales de usuario que proporciona ese único fabricante con tecnología móvil en banda libre son tan fijos como los que proporcionamos los demás. Es decir, sus terminales son fijos, con su caja de intemperie, alimentación PoE y antena directiva integrada. Ninguno de esos terminales podría ser catalogado como “móvil”. Entonces, ¿dónde reside la movilidad? ¿no será que hasta ese mismo fabricante es perfecto conocedor de que no es posible la movilidad en banda libre?
d) Las tecnologías móviles son más antiguas que 802.16. Todos conocemos otras tecnologías móviles como GSM y 3G (UMTS). Ninguna de ellas opera en banda libre. Los fabricantes son libres de hacer el producto que quieran, pero ningún fabricante a nivel mundial ha desarrollado terminales GSM o 3G en banda libre, y no existe ni una sola red en el mundo que ofrezca movilidad en banda libre con esas tecnologías, ni siquiera pequeñas redes de auto-prestación de ayuntamientos o empresas privadas. Por algo será.
e) Lo mismo ocurre con la nueva tecnología móvil LTE. Nadie la plantea para uso en banda libre.
f) Los operadores móviles pagan auténticas barbaridades por licencias de espectro, sin desperdiciar ni un segundo en estudiar el uso de las bandas libres, que les saldrían gratis. Basta recordar que Telefónica llegó a pagar 8.409 millones de Euros (1,4 billones con “b” de las antiguas pesetas) por las licencias UMTS en Alemania. Con ese dinero se pueden crear cientos de fabricantes que creasen productos UMTS en banda libre y ahorrarse unos cuantos cientos de millones de Euros para sus accionistas. Aún así no lo hicieron. Por algo será.
g) El nuevo Cuadro Nacional de Atribución de Frecuencias (CNAF) publicado por el Ministerio de Industria Turismo y Comercio, libera la banda de 5.8GHz en España para aplicaciones FBWA (Fixed Broadband Wireless Access), donde la “F” es de “fijo”. Ni se mencionan las aplicaciones móviles.
h) Hasta ahora no he conocido ni un solo ingeniero de telecomunicación conocedor de tecnologías Wireless que defienda la movilidad en banda libre, o por lo menos nadie que se atreva a defenderlo técnicamente.
Seguro que hay muchos otros argumentos sencillos y de enorme peso como los expuestos. Todos ellos deberían ser más que suficientes para rechazar de entrada cualquier propuesta que sugiera movilidad en banda libre.

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